Estrella de Faerië

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En 1997 una encuesta de la BBC a la que respondieron más de 25.000 lectores ingleses proclamaba El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien como "mejor libro del siglo XX". El diario español ABC decidió invitar a los lectores de su suplemento de cultura a realizar una votación similar: ¿cuáles son a su juicio los mejores libros del siglo XX? El Señor de los Anillos obtenía el séptimo puesto. Posteriormente la BBC decidió seleccionar cien obras artísticas que definieran nuestro siglo, incluyendo películas, pinturas, esculturas o poesías. Una de esas cien obras era, de nuevo, El Señor de los Anillos.

Hace más de 60 años que Tolkien publicó El Hobbit, la historia fantástica de cómo el señor Bilbo Bolsón fue contratado por un grupo de Enanos para saquear el tesoro del Dragón Smaug. Y la obra de Tolkien sigue viva para millones de lectores de todo el mundo, que leen, y releen, y comentan su obra, y se reúnen, y juegan con sus personajes, y citan frases de sus libros. ¿Qué tiene la obra de este profesor de Oxford, lingüista enamorado de los sonidos, políglota inventor de idiomas para sus mundos de fantasía, narrador de cuentos para sus hijos, sus amigos, sus lectores, filólogo respetado, amante del tabaco de pipa y los chalecos de colores, ecologista de corazón, enemigo de los totalitarismos de su época?

Unos dicen que su gran éxito fue crear unas fantasías tan detalladas y verídicas que parecieran reales: "un mundo distinto, pero no demasiado distinto; familiar, pero no demasiado familiar", diría Paul Kocher. Otros dicen que sus obras nos enseñan el significado de las cosas importantes: el deber, la lealtad, la amistad, el amor, la naturaleza, el arte, la mortalidad y, siempre en primer lugar, la esperanza. Para otros, Tolkien consiguió que el hombre moderno volviera a creer en mitos, en dioses, en héroes, en gestas nobles y heroicas que en nuestro mundo gris no sabemos encontrar.

Se dice también que él creó el moderno genero literario de la Alta Fantasía, siendo su Tierra Media el primero de muchos mundos que hoy, siguiendo sus pasos, buscan lo que Tolkien llamó "la consistencia interna de la realidad". Pero, sobre todo, Tolkien fue, como el protagonista de su cuento El Herrero de Wooton Major, un portavoz de la Estrella de Faerië, el mundo de la Fantasía, un reino peligroso del cual el fue guía y cartógrafo. Porque el mortal que se adentra en este país, como todos aquellos que se aventuran en las páginas que él escribió, vuelven cambiados para siempre. Tal es el poder de un Artista.

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