Tolkien
por Fernando Cantillo (Ferdinand Tûk)

Comienza el libro con una breve biografía, incluyendo un sucinta cronología de la vida de Tolkien.

La parte central del libro está claramente marcada por lo que ellos llaman “el ciclo heroico”: El Hobbit, El Señor de los Anillos y El Silmarilion, a los que ellos añaden Las Aventuras de Tom Bombadil.

Estudiados “cronológicamente” (al menos dentro de las Edades de la Tierra Media), comienzan con el Silmarilion, estudiando técnicas y temática (con la dificultad que supone hacerlo en un libro como éste, dada su compleja condición de “resumen”).

Pasan luego a El Hobbit. Destacan su carácter de antihéroe (comparándolo con Sancho Panza), la semejanza Gandalf-Merlin, la “amplia gama de caracteres” que presentan los enanos: el tranquilo y dormilón, el glotón, los habilidosos, etc. Generalizando mucho, acercan bastante este libro a los cuentos de hadas (Bien y Mal muy delimitados, excepto por Gollum, pruebas a superar por el héroe, etc), pero enseguida pasan a lado opuesto y destacan otros aspectos que lo apartan de la literatura infantil: tono oscuro de la narración, el lenguaje, la duración…). También critican que se le haya tomado tradicionalmente por una especie de prólogo de El Señor….
Destacan el diálogo de Bilbo con Smaug (“una muestra perfecta del ingenio del autor, su sentido del humor y la ironía, y la maestría con que maneja los recursos narrativos, enmarcados en una aparente sencillez estilística”) y “el giro inesperado que toman los acontecimientos cuando, muerto el dragón y recuperado el tesoro, la aventura parece tocar a su fin”.

De El Señor de los Anillos comienzan señalando su difícil clasificación: no es un libro de aventuras, ni un cuento infantil, ni un relato épico… Sin olvidar el punto de vista del libro (predominantemente Hobbítico), resaltan el carácter épico de los personajes, el Sacrificio de Frodo, la aplicabilidad del relato (“lo que no pudo hacer [Tolkien] es negar la condición del mito universal que su relato ejemplifica”), el supuesto maniqueísmo o simplificación (“El mundo del Mal no es en Tolkien malo por esencia, sino por corrupción de la naturaleza primera (…) No hay nada más opuesto al maniqueísmo que esto”). En cuanto al mal y la religión, también opinan que no hay tanta religiosidad en la obra: “Un lector cualquiera, incluso atento, es incapaz de advertir religión alguna en el desarrollo del relato. Sí encontramos, en cambio, un contexto moral y ético muy consciente (…) Este contexto moral es en esencia cristiano, o mejor, bíblico”. También intentan dar explicación a algunos símbolos del mal: Sauron , el Anillo (la ambición, la soberbia); estudian el contexto geográfico-histórico en que se enmarca la obra, y la credibilidad que Tolkien ha dado a su relato detallándonos tanto el presente en el que transcurre la acción, como el pasado mítico del que beben las canciones y los poemas de los protagonistas; lo comparan brevemente con El Quijote; tratan algunas posibles influencias (Macbeth, la Odisea, el Beowulf, el Ubi Sunt medieval, los ciclos Artúrico y de los Nibelungos, etc.)

Sobre Tom Bombadil comienzan comentado el gran impacto que este personaje (“ a medio camino entre el clown y el dios Pan”) causa en todos los lectores. Tal vez sea debido a su indefinición, a que no sabemos qué ni quién es realmente. Citan a Carpenter para aclarar el origen “real” de este personaje. Sobre el libro en sí, Las Aventuras de Tom Bombadil, nos aclaran su origen editorial y nos comentan el primer poema, que da título al libro.
Por último, nos comentan “las obras menores”, entre las que destaca (por no verla reflejada en muchos otros estudios) “El regreso de Beorhtnoth”, diálogo entre dos supuestos anglosajones la noche después de la Batalla de Meldon, en el 991 d.C., mientras remueven los cadáveres en busca del cuerpo del Duque de Beorhtnoth. Es un ejercicio de estilo en el que dos personajes nos dan sus personales visiones de algunos temas (recurso también adoptado por Tolkien en el, también, poema Mithopoeia): la muerte, la concepción del mundo, etc. Los autores afirman que este poema no es antibelicista (“aunque siempre puede haber quien adopte esta interpretación”), sino una amarga crítica contra los líderes. También quieren ver “una elegía de los tiempos medievales, antiguos, heroicos, anglosajones”)

Un libro interesante y muy recomendable.

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